Descripción

La industria textil es uno de los sectores más contaminantes, con 1.200 millones de toneladas de emisiones de gases de efecto invernadero al año, que afectan principalmente a los habitantes de terceros países. La producción no sólo consume grandes cantidades de energía y agua, sino que el 20% de los residuos se genera a partir de restos de tejidos. Por un lado, la ecologización de la industria textil y de la confección es inevitable. Por otro lado, los clientes tienen un impacto directo en la industria a través de sus necesidades, expectativas y elecciones.

En cuanto a los hábitos individuales, tendemos a comprar cada vez más ropa y a olvidarnos de las consideraciones medioambientales, debido a la moda rápida y a los precios bajos. Las ciudades tienen que fomentar la recogida de residuos textiles, por ejemplo habilitando puntos de recogida o designando puntos de recogida de ropa.

La industria utiliza grandes cantidades de materiales no renovables y las tasas de reciclaje son muy bajas: sólo el 1% de la ropa usada se utiliza para fabricar nuevos productos debido a las limitaciones y deficiencias tecnológicas. Por ello, la concienciación promoviendo la moda lenta y circular, la reutilización de la ropa y la sostenibilidad en la recogida y reciclaje de la ropa es clave para reducir la huella ecológica del sector. Los detergentes, el lavado a altas temperaturas y el planchado también tienen un impacto medioambiental. Se necesitan productos de calidad, procesos más limpios y concienciación por parte de fabricantes y consumidores, junto con una gestión adecuada de los residuos.