Descripción

Los enfoques medioambientales inteligentes implican el uso de tecnologías para supervisar, evaluar y, en última instancia, reducir nuestro impacto negativo en el medio ambiente. Al incorporar tecnologías inteligentes a sistemas urbanos como el agua, la energía y la gestión de residuos, podemos vigilar, predecir y controlar eficazmente estos sistemas. Por ejemplo, los gases de efecto invernadero y los contaminantes atmosféricos son responsables de acelerar los efectos del cambio climático y contribuyen a la mala calidad del aire en las ciudades. El consumo de energía es uno de los sectores más relevantes en las ciudades en términos de emisiones de gases de efecto invernadero, y podemos abordar esta cuestión mediante la integración de fuentes de energía renovables, soluciones dinámicas de gestión de la energía y el funcionamiento óptimo del almacenamiento de energía a través de soluciones TIC. Podemos controlar las emisiones de CO2 y la calidad del aire mediante la instalación de sensores meteorológicos y de calidad del aire mixtos y móviles que rastreen los niveles de contaminación en tiempo real.

Otro ejemplo: en Estocolmo se introdujo un sistema automatizado de recogida de residuos basado en códigos de colores para facilitar la clasificación y fomentar el reciclaje. Del mismo modo, el desarrollo urbano sostenible e integrador puede lograrse mediante soluciones inteligentes como la aplicación AvaLinn, desarrollada por Tallin, en la que los ciudadanos pueden compartir sus opiniones e ideas sobre los desarrollos urbanísticos previstos en la ciudad. Copenhague también ha desarrollado una aplicación informática que apoya la toma de decisiones de los ayuntamientos describiendo los edificios locales y el impacto previsto de su renovación en materia de eficiencia energética a partir de datos urbanos. En conjunto, las soluciones inteligentes pueden contribuir significativamente a un estilo de vida urbano más sostenible y respetuoso con el medio ambiente.