Descripción

El transporte es uno de los sectores más contaminantes de la UE y su impacto en la calidad del aire y el clima es considerable. La mayor parte de las emisiones relacionadas con el transporte proceden del transporte por carretera. Por ello, la UE ha ideado una serie de herramientas, medidas e incentivos para reducir sustancialmente su impacto. El objetivo es pasar a una movilidad de bajas emisiones, a la que pueden contribuir la movilidad eléctrica y alternativa.

Los biocarburantes, entre los que se incluyen el biodiésel, el bioetanol, el biometanol, etc., son combustibles líquidos o gaseosos obtenidos a partir de la biomasa. Aunque se consideran fuentes de energía renovables y, por tanto, más respetuosas con el medio ambiente que los combustibles fósiles, se utilizan grandes extensiones de tierra para cultivar plantas destinadas a la producción de estos biocombustibles. La producción de biocarburantes puede plantear problemas éticos, agrícolas, económicos y también medioambientales.

Por otro lado, los vehículos eléctricos pueden ayudarnos a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación acústica, sobre todo en las zonas urbanas. La adopción generalizada de los vehículos eléctricos depende de varios factores, como la disponibilidad de incentivos financieros como deducciones fiscales y subvenciones, el estado de la red de recarga o la autonomía de los vehículos eléctricos, etc. En 2021, uno de cada diez coches vendidos era un VE. Las ventas de coches eléctricos están aumentando en todo el mundo. La movilidad eléctrica es, por tanto, relevante para los ciudadanos, las administraciones públicas y el transporte de mercancías